Soplar y volar es un cuento donde los protagonistas son globos. El protagonista principal es Otto, que le cuesta un poco volar en un momento dado y entonces aparece por alli gente que empieza a darle aire para que pueda alcanzar el vuelo. A veces necesitamos soplar a gente que necesita ayuda y otras necesitamos nosotros que nos den un soplido.
Así nos lo presentaba su autora e ilustradora Jara Gil, el pasado sábado en Barcelona donde lo presentábamos oficialmente en el Encuentro de Familias

Jara Gil, autora e ilustradora
«Soplar y volar es un cuento que nace solo. Viene por ese aprendizaje tan importante de lo que significa ponerse en la piel de otro, ver qué necesita y echar una mano cuando se puede. Pero también hay que aprender a dejarse ayudar, que parece muy fácil y a la hora de la verdad, no nos resulta tan sencillo. Soplar es maravilloso, pero volar… eso sí que merece la pena. Y para volar no tenemos que despegar los pies del suelo. Basta con que nos llegue, ligero, ese soplido, y nos dejemos llevar.
Durante estos meses, mi casa se ha llenado de colores, literalmente. Se ha llenado de pinturas, pinceles, lazos. Se ha llenado de globos, de globos felices. Mis hijos y yo hemos dibujado, pintado, coloreado… ahora forman parte de mi día a día y representan muchas cosas: alegría, sorpresa, regalo, nervios… Aunque os parezca extraño, ahora son parte de mí y eso ya, quedará para siempre.
He pensado muchas veces en cómo recibiríais este cuento. Me imaginaba a los papás y mamás, apoyados en una almohada, contándooslo, y a vosotros quizá señalando un dibujo, apreciando un detalle, o cerrando los ojos para dormir oyendo la voz de papá y mamá, que es sin duda, la mejor manera que hay de dormirse.
Os he imaginado y mi sueño es que os guste pero de verdad, que lo reconozcáis en la estantería de la habitación como aquel cuento que escribieron pensando en vosotros porque, aunque no os he puesto cara hasta hoy, os he pensado mucho.
Yo creo en la magia. Creo que hay proyectos, ideas, hadas y personas mágicas. Este proyecto, desde su inicio, se ha rodeado de personas magas: de Rosa, origen del proyecto, creadora de una idea tan estupenda. De mi amigo Edu, liante maravilloso; de Javier, que ha contestado pacientemente a mis correos electrónicos y mensajes de texto con llamadas de acento gallego; de Paula y de Eva, que me han explicado, contado y animado con ganas sinceras y mucho cariño; de Begoña Oro, que nos ha dedicado unas líneas preciosas; de Pablo de Córdoba, que lee y recita como nadie: “La señora Carmen tiene mucho calor”; de Sara, que me ha hecho de profe y que ha dibujado unos pictos que hablan solos; de Pilar, que ha apoyado los pictos y nos ha ayudado con mucho cariño; de Pablo, que me ha animado y apoyado y ha visto, revisto y requetevisto cada trazo que he hecho y ha leído, releído y requeteleído cada palabra que he escrito; de Julia, que ha dibujado muchos globos conmigo y me ha dicho: “mamá, a este ponle coletas. Mamá, a este le pega el naranja”; de Teo, que además de volverme loca me ha respetado ratos y ratos de: “Deja a mamá que está trabajando”. De mi hermana, que ha sacado tiempo de donde no hay para explicarme, orientarme y escribir sobre genética y la Deleción 1p36. De vuestros padres y madres, que me han apoyado y servido de inspiración aun sin saberlo, y sobre todo, de vosotros, que habéis soplado, soplado y soplado mi imaginación y completaréis el círculo cada vez que leáis el cuento.
Mi suegro, el mejor escritor infantil de la historia, objetivamente hablando, que es para mí un referente maravilloso de orejas gigantes, dijo una frase que pienso muy a menudo, cuando me pongo triste o cuando los adultos me decepcionan (los niños nunca lo hacen) y dice así: “Un niño es una cosa muy seria, quizá la más seria. Un niño es siempre la esperanza de una revolución inteligente*”. Y vosotros, lo sois. Gracias, de corazón, por haberme dado este graaaan soplido.
Jara
*De: Hablemos de leer. Juan Farias
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Si quieres conocer la historia de Otto y amigos,
te invitamos a seguir volando por este enlace: Soplar y volar
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